Tuvimos la oportunidad de conocer a Luis Zornoza Boy, director e intérprete de la Compañía Siesta Teatro en el marco de nuestra mutua participación del festival “Parque de las Marionetas” en la ciudad de Zaragoza en el 2016, en nuestra primera gira al viejo continente. Allí estaba Luis con su irreverencia, con sus botas, con su sombrero, paseándose antes y después de la función enérgico, bromista y alegre charlando con todos los otros colegas, con los niños y cualquiera que se asomase cerca de nuestros teatrinos, que se encontraban dispuestos en un círculo alrededor del quiosco de la música. Allí, comenzaba el espectáculo a cargo de una banda de música balcánica que daba inicio a la ronda de funciones. Primero comenzábamos, en una diagonal, Eudald Ferré, titiritero que mantiene viva la tradición del títere catalán, y nosotrxs, haciendo función al unísono. Ni bien terminaban nuestras funciones, adaptaciones de una duración de 15 minutos, ante la cual se agolpaban a veces más de 300 personas, comenzaban, también en simultáneo, las funciones de Luis Sornoza y de Eder de Paiva, un brasilero mamulengueiro radicado en Francia. Luis animaba a su Pulcinella que luchaba contra un lobo que en realidad era un tigre y no vacilaba en vociferar noticias actuales. La tela del teatrino no llegaba al piso, para dejar al descubierto sus pies, que adentro de un largo par de botas negras de goma, bailaban al compás de las peleas y las idas y vueltas de los títeres. En el frente del teatrino, en la zona baja, había una ventana con una tela semitranslúcida que nos dejaba al descubierto los procedimientos alquímicos de un titiritero de larga barba blanca llamado Luis, cuando al introducir sus manos en los títeres que cuelgan boca abajo inertes, les entrega ánima. Durante los cuatro días que dura el festival compartimos cada una de las comidas, compartiendo, contándonos anécdotas, hablando de la profesión, de las obras, de los años, del público. A bordo de una Zaragoza convulsionada por las Fiestas del Pilar, éramos un grupo de titiriterxs conmocionados por nuestro encuentro. Y sobre todo, nos la pasábamos riendo, porque Luis es muy divertido.







