Síntesis biográfica

Eduardo Di Mauro (1928/2014) nació en Córdoba, Argentina, el 18 de abril de 1928. Es maestro Nacional egresado de la Escuela Normal superior de Córdoba. Realizó estudios de Medicina, Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Córdoba (1950). En ese año inició una nueva etapa en su vida profesional al crear con su hermano Héctor, el teatro de títeres La Pareja coma agrupación que los une por 25 años realizando infinidad de giras en territorio argentino, uruguayo, chileno y boliviano, sumando un total de 14.000 actuaciones. En la década de los 50’ participó en la fundación de la escuela del Títere de Córdoba y de Tucumán. En 1960 con La Pareja se presentan en el Festival Internacional de Títeres de Bucarest, Rumanía y son premiados en Interpretación y Manipulación del Títere de guante. Recorrieron Europa y varios países de América. Intervinieron en congresos, simposios y mesas de trabajo, dictando conferencias en su especialidad. Venezuela recibió a Eduardo en 1976, y en 1978 creó en Barinas el teatro barinés de muñecos. Fue convocado a Guanare en 1980, institucionalizó el Teatro Estable de Muñecos de Portuguesa (TEMPO). Entre ambas entidades, se realizaron en el país más de 5800 actuaciones en todos los estados venezolanos. y en 1992 crea la fundación Instituto Latinoamericano del Títere como centro de documentación, organismos auspiciados por el Ministerio Popular para la Cultura y el Instituto de Cultura del estado Portuguesa. Desde 1992 hasta 2014 dirigió la Bienal Iberoamericana Itinerante del Teatro de Muñecos y la Bienal Nacional.

EDUARDO EN SUS PROPIAS PALABRAS: SU MIRADA NARRADA DEL MUNDO

Quisiéramos en este apartado, volvernos un canal titirigráfico, a través del cual resuenen las palabras de Eduardo, con toda la fuerza de la que son vehículo. Para ello hemos seleccionado del libro “Memorias de un titiritero latinoamericano”, editado por el Instituto Nacional de Teatro de Argentina en 2010, algunas citas que encontramos clave para expresar su proyecto socio-artístico y político y su mirada del mundo.

“Ahora, al recorrer Europa y sobre todo el campo socialista, nos hemos dado cuenta de que había entidades culturales que con el títere como base, diseñaban un sistema de trabajo profesional que abarcaba con su accionar, las necesidades de grandes ciudades, así como de localidades periféricas y estas salas estables de teatros de títeres, no sólo cumplían una rigurosa programación, sino que conformaban una verdadera red de difusión muy bien diseñada al cumplir el desarrollo de un circuito orgánico que cumplía una ambiciosa y muy eficiente programación de intercambio de producciones. Los niños de estos países, iban al teatro en forma programada y sistemática y el estado, de este modo, cumplía cabalmente con aquello del derecho del niño a la atención cultural”. (Di Mauro, 2010: 127)

“Aún en nuestro continente, el teatro de títeres es un arte semimarginal; pero ésta, va aparejada a la marginalidad que tiene el niño que igualmente es un espectador semi marginado, en la inmensa mayoría de nuestros países hermanos. Aparte todo esto amerita con creces un congreso nacional de teatro profesional, para esclarecer hasta qué punto es posible comprender las grandes responsabilidades que debemos afrontar en los cambios revolucionarios que nuestro pueblo necesita”. (Di Mauro, 2010: 125)

“Tanto mi hermano Héctor como yo, a partir de los 12 años de edad, nos enamoramos perdidamente del títere. Nos parecía mágico poner una colcha a manera de tarantini y calzarnos unos muñecos. Los niños más pequeños se divertían, gritaban y dijimos ¡Esto es una cosa mucho más importante de lo que nosotros suponemos! Y verdaderamente que hay que ser muy insensible para no ser impactado por la forma como el niño en general se entrega al mundo de los títeres. Ahora, ya habiendo pasado de los 70 años y promediando la octava década, veo a los niños frente a los televisores y los pobres parecen liebres encandiladas. Veo como el aparato descarta y le cercena su imaginación”. (Di Mauro, 2010: 125)

Viene hablando del festival Internacional de Títeres de Bucarest en el que se participaron y ganaron el tercer premio por la interpretación, entre más de 70 compañías de distintas partes del mundo.

 “Ese premio significaba una suma de dinero bastante grande, sólo que tenía convertibilidad únicamente en los países socialistas del este. Entonces, convinimos realizar con este dinero una gira por Hungría, Chescolovaquia, Polonia, Rusia y Alemania del este a través del Ministerio de cultura rumano. También estaba contemplada dentro del premio una invitación por 20 días, acompañados por la intérprete que teníamos asignada en el festival, para conocer los teatros en las distintas ciudades de Rumania. De esta experiencia surge mi convicción que, en estos países, realmente los niños tienen acceso a la cultura; porque, no solamente los llevaban a ver los títeres, sino también a todos los espectáculos preparados para niños (conciertos didácticos, teatro para niños, circos, visitar los museos, etcétera)”. (Di Mauro, 2010: 31)

“En Rumania participaron más de 150 teatros. Nos vieron llegar con dos valijitas y un bolso con ropa. Nos preguntaron si no queríamos hacer un ensayo. No podían creer que con esa infraestructura pudiéramos hacer un espectáculo. Nosotros le dijimos a Margarita Nicolescu, directora del festival: ‘Mire señora, cuando usted era joven, muy jovencita, nosotros habíamos realizado más de 4.000 representaciones de títeres’ (Di Mauro, 2010: 30)

“Los rumanos se deleitaron con nuestra técnica de manipulación, ya que nunca habían visto nada similar en los títeres de guante. En la segunda función, teníamos mucha gente detrás del escenario del teatro; titiriteros rumanos, checos, chinos, polacos, que veían cómo actuábamos. Ellos decían que era un espectáculo extra, como una especie de ballet del cuerpo humano cuando guía a un títere. Y aplaudían los del público y también los que estaban dentro del escenario, unas 80 personas. No se imaginaban que el tratamiento del movimiento del guante llegará a ese nivel. Ya en Europa se había dejado de usar el guante. Generalmente usaban las varillas, marotes, marionetas, con la excepción de los chinos, quienes lo hacían con una delicadeza increíble” (Di Mauro, 2010: 31)

“La búsqueda es infinita, claro está pero, entre las cosas más apasionantes, está en encontrar en los movimientos adecuados, el humor con el que un personaje debe resolver una situación y esa es la gesticulación del guiñol, todo su cuerpo.  Así como el actor apela a su gesticulación facial, el titiritero debe encontrar las respuestas a los estados anímicos con todo el cuerpo del muñeco.” (Di Mauro, 2010: 88)

Epílogo:

“¿Cómo los trabajadores de la cultura: titiriteros, actores, músicos, plásticos, etcétera, podremos ubicarnos en este mundo enloquecido por la violencia, la ambición, el abuso de poder, la miseria y la injusticia que genera infinitas acciones irracionales, solo explicables en sociedades enfermas de individualismos y ambición desmedida, que en definitiva pretenden manejar la humanidad por computadoras imponiendo un tipo de educación al margen total de la cultura, con la pretensión absolutamente manifiesta de formar sobre los  empleados, campesinos, técnicos o profesionales semianalfabetos que sólo respondan al mandato de producir y consumir, transformando al mundo en una inmensa empresa que sólo concibe mercados y publicistas como único y último proyecto de vida?

 La cultura, es la esencia viva del sentimiento, la expresión y la comunicación de los pueblos. La cultura es creatividad, solidaridad, bondad, dulzura, belleza, inteligencia, amor, amistad, alegría de vivir, respeto y dignidad. La incultura es la carencia de sensibilidad, es la brutalidad, el atavismo, la prepotencia, la injusticia, la violencia y lo derivado de los instintos primitivos: de criminalidad, barbarie y egoísmo que pueden hacer del ser humano, dentro de las especies conocidas,  animal más cruel y sanguinario. Nuestro deber de artistas, no es desde luego, simplemente entretener, esto lo hace cualquier técnico que mezcle algunas situaciones ridículas absurdas…que de por sí abundan en demasía en nuestra época. Nuestro deber es servir, llegando regular y sistemáticamente a nuestro pueblo con las más bellas expresiones, fruto de nuestra creatividad e inteligencia en forma clara, simple y honesta, desarrollando la sensibilidad, exaltando la fuerza infinita de la unidad cuando se sostiene con propósitos nobles y profundos, que generalmente van más allá de nuestras cortas vidas, como lo son la fraternidad y la paz para todos los habitantes de nuestra tierra, tan pequeña como bella y amada que gira sin cesar en la Inmensidad sin límites del universo, sin destino aparente”.

BIBLIOGRAFÍA

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