LA CASA DE LOS TÍTERES DE ABIZANDA Y NUESTRA PARTICIPACIÓN HU! MANA

Programación de La Casa de los Títeres de Abizanda del feriado de la asunción de la virgen (8 de diciembre 2017)

La programación de la Casa de los Títeres es permanente pero no continua, no se realizan funciones todos los fines de semana, pero sí fines de semana y feriados especiales, como en semana santa, o en navidad, o por sólo nombrar dos fechas. En esas ocasiones Paco y Pilar invitan a distintas compañías a ser parte de la programación junto su propia compañía, que ya cuenta a estas alturas con público fan intergeneracional, que llega de pueblos y ciudades, a veces a más de 100 kms de distancia, que se acerca para pasar una jornada artística, lúdica y familiar que es mucho más que una función de títeres

La Casa de los Títeres de Abizanda vista desde la Era. A la derecha está la sala, a la izquierda la casa. Al centro, más arriba y por atrás está el Museo. La torre que se ve es la parte de arriba de una sala más pequeña, donde se presentó “Pequeño Teatro de Muñecos”

La Casa de los Títeres de Abizanda está enmarcada en un asombroso paisaje humano, como se le denomina ahora a los paisajes, reconociendo el aporte humano al diseño natural. Abizanda es un pequeño pueblo de menos de un centenar de habitantes, en la región de Huesca, situado en una loma rocosa de los pre-pirineos con vista a los majestuosos Pirineos. En este pueblo antiguo y lleno de historia crearon Los Titiriteros de Binéfar este sueño con corazón de roca y cara de papel. Hay una parte de la Casa de los títeres, que data del año 400 D.C y es considerada patrimonio cultural. Además de la Sala de Teatro con la que cuenta, hay un Museo interactivo con títeres y juguetes que han ido recolectando a través de toda una vida de viajes y giras, 3 habitaciones y una cocina para alojar a titiriteros. Además de una hera, con una imponente vista al cordón montañoso pirenaico, adonde se encuentran los cabezudos, títeres gigantes y una serie de juegos titiritescos y autómatas para que las y los espectadores disfruten luego de la función, continuando con el juego artístico en el cierre de la jornada, disfrutando un atardecer rodeado de maravillas naturales y humanas.  

Obra: “El retablo de Navidad”. Titiriteros de Binéfar

En la jornada de la que participamos, pudimos ver su función “El retablo de navidad”, compartir nuestra obra con ellos y el público, conocer el Museo y habitar en profundidad la Casa de los Títeres, pero también el pueblo y sus alrededores, adonde nos adentramos de la mano y los pies de Pilar. Un pueblo habitado por personas de otros tiempos, que producen aceite, vino o aceitunas, felizmente, como lo habrían  hecho hace mil años, caminando por las mismas callejuelas de rocas, que caminaron en su momento los invasores árabes y los cristianos en la reconquista, viviendo en casas de piedra que han sido continuamente habitadas desde el año 500. Una atmósfera mágica y hasta nebulosa rodea al pueblo y a sus casas de piedra a uno y otro lado del camino ululante que sube la cuesta montañosa y culmina en el Castillo y la impactante Atalaya de Abizanda, construidas en el siglo XI en el marco de las acciones de defensa y comunicación entre los distintos pueblos de los pre-pirineos, contra los ataques de los árabes, mal llamados moros.  Este pueblo mágico y taciturno se vuelve a llenar de vida cada vez que los Titiriteros de Binéfar anuncian que hay función!.

El equipo de trabajo de esos días. Titiriteros de Binéfar + Arriba las Hu! Manos

Recordamos algo muy especial de la dinámica que tuvieron esos días de jornadas titiriteras y que Paco puso en claro el primer día al llegar a la Casa de los Títeres y sentarnos a la mesa con mucha sencillez. Con pocas palabras, pero muy precisas y amables, explicó que en los próximos días estaríamos conviviendo y trabajando, unos actuarían un día, y los otros ese día tendrían que ayudar en la recepción del público, y viceversa, y que todos deberíamos colaborar en la preparación de las comidas, como un gran equipo. Y así fue!! 

Pilar guiando al público por las calles de Abizanda.

El día de la primera jornada de la programación de ese fin de semana largo en el que se celebraba la asunción de la virgen, y como debe suceder cada vez que hay títeres en la Casa de los Títeres, el pueblo dormido de Abizanda renace para festejar multiplicado, y se llena de gente, de risas, de colores, de música y movimiento con la llegada de las y los niños y sus familias que arriban desde ciudades 1 hora distantes como Zaragoza o más lejanas, así como de otros pueblos vecinos, a ser parte de una jornada artística y de integración familiar con el juego y la naturaleza, una verdadera jornada de arte, que como reconociera el maestro Obratzov, va acompañada siempre del amor a la naturaleza y al juego.

Niña animando títeres a sus padres. Museo de La Casa de los Títeres de Abizanda

Esa mañana Paco y Pilar nos vistieron, para nuestra honra, con los coloridos chalecos de los titiriteros de Binéfar (que de hecho eran los de Paco y Pilar, ya que llevaban inscriptos sus nombres!) para que le demos la bienvenida  a la audiencia a su llegada al Museo, lugar de ingreso antes de pasar a la sala de teatro. Generalmente, las familias arribaban una hora o un poco más antes del horario de la función para poder jugar en el Museo. De modo contrario a la indicación corriente en los Museos y en los sitios de exposición artística, aquí la consigna es prohibido no tocar. Los títeres no estaban expuestos en vitrinas de vidrio infranqueables, sino que estaban colgando de diversos teatrinos de la altura de los y las niñas, estaban apoyados en mesas, para que la gente pudiera ir, tocarlos, animarlos, jugar con otres niñes y sus acompañantes. Sólo hay una fila de títeres expuestos a una elevada altura, provenientes de distintos países que se encuentra al alcance de la vista y no de las manos. Era muy corriente en esa lapso previo a la función ver a les niñes hacer pequeñas funciones para sus padres y viceversa, y verlos reírse y disfrutar genuinamente, entregándose al juego sin prejuicios. 

Pilar quemando la ofrenda a los dioses de los títeres que viven en la China, en el Pregón antes de iniciar la función de “El Retablo de Navidad” en la Sala de La Casa de los Títeres de Abizanda.

Llegado el horario de la función venía el pregón de Pilar. Un momento verdaderamente emotivo, y por qué no aunque nos repitamos, también muy mágico. El momento de la invitación última al público a pasar a la sala, y pedirle permiso a los dioses chinos de los títeres para hacerlo. Un verdadero ritual de iniciación del inicio a un tiempo de la fantasía. A continuación transcribiremos el pregón completo, que nunca será el mismo que dicho de los labios de Pilar mientras quema una ofrenda a tamañas divinidades frente a la mirada sorprendida, animada y de la audiencia. 

Sed todos muy Bienvenidos a esta que fue y será siempre casa Simona, dónde vivió una pinturera casera que así se llamaba, y qué es ahora La Casa de Los títeres. Antes de entrar, frotaos las manos, abrid el corazón, despertar la sonrisa, disponeos a ver con la mirada amable de contemplar fábulas, pues la comedia está a punto de ser sembrada. Dentro, mis compañeros titiriteros despiertan a los títeres, tensan los hilos, templan las gaitas. Entrad para disfrutar y soñar que no solo de televisiones y prisas vive el hombre. Cuando entréis, haya dentro un silencio tan profundo que, si la golondrina del alero habla con sus hijas, la oigamos, y si el fantasma de Simona quisiera decirnos algo, también lo oigamos. Y ahora permitidme quemar a los dioses de los títeres, que habitan en China, este papelito, como hacen así nuestros colegas los titiriteros chinos, para pagar a los dioses el favor de que haya llegado hasta el teatro de títeres de Abizanda este sensible, amable, respetable y variopinto público. ¡Pasen y vean! ¡La función va a comenzar!

Extraído del libro “Oficio de Titiriteros. Entrevista de Joaquín Melguizo a Pilar Amorós y Paco Paricio, Los titiriteros de Binéfar. Pág. 99

Un padre con un cabezudo jugando con su hija en la Era de la Casa de los Títeres. Disfrutando el aire y la maravillosa vista de los Pirineos antes de ir a casa, después de la función “El Retablo de Navidad” de Titiriteros de Binéfar

Eso es todo lo que la casa de los títeres de Abizanda tiene para ofrecer.  Además del encuentro con la familia, con el juego, con el hecho artístico, y con el otro público en el convivio teatral, con los juegos con los cabezudos y diferentes tipos de títeres medievales en la Hera y la maravillosa vista a los Pirineos. ¿Qué más se puede pedir? Ah, cierto, a veces también realizan funciones al aire libre en la Era. Ser parte de una programación de Los Titiriteros de Binéfar y experimentar todo este movimiento de la Casa de los Títeres, es tomar conciencia de la importancia que tenemos como artistas para reunir a la familia con la naturaleza, con el arte, con el juego y la imaginación. Este proyecto es la evidencia de que todo esto y mucho más es posible cuando hay sueños, talento, trabajo y organización.

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